miércoles, 19 de julio de 2023

Cumbre de la CELAC-UE: el fracaso de la rusofobia



Han transcurrido ocho años desde la última Cumbre entre países integrantes de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) y de la Unión Europea (UE), que representa a 60 países y mil millones de habitantes. Los días 17 y 18 de julio sesionó en Bruselas la III Cumbre de jefes de Estado y Gobierno de ambos bloques regionales para fortalecer la relación entre ambos y, más allá de diferencias, promover diálogo entre iguales. La cumbre tenía como objeto trabajar en tres dimensiones principales: el diálogo político; el desarrollo de las relaciones económicas y comerciales; así como la cooperación entre naciones.

Prevista originalmente para el año 2017 la III Cumbre se realiza con seis años de retraso. ¿Por qué? Derivado de las posiciones extremistas y politizadas de un grupo de países europeos que se negaban a reconocer los gobiernos legítimos emanados de las urnas de América Latina y el Caribe y que derivó en un periodo de desconexión entre las dos regiones, a partir de la decisión de la Unión Europea de ignorar a la CELAC.

Afortunadamente Unión Europea a terminado por asumir que la CELAC es legítima y soberana interlocutora. Esta cumbre marca el inicio de un nuevo ciclo de diálogo que no ha estado exenta de precipitarse por el barranco, fruto de las tensiones y distintas tensiones en el seno de la Unión Europea que iniciaron la organización de la Cumbre con una profunda falta de transparencia, declaraciones profundamente manipuladas en las semanas previas que suponían condiciones objetivas que pusieron en riesgo la reunión. 

Es una pena que aún haya quien a través del chantaje, la manipulación y el más firme servilismo a la agenda exterior usamericana pretenda dinamitar espacios de articulación, diálogo y cooperación internacional que hoy son más necesarios que nunca y que, más allá las diferencias que lógicamente pueden existir entre los estados fruto de visiones diferentes sin duda hay cuestiones que son de interés común.

Ejemplo de ello ha sido la obsesión de la Unión Europea para que los países miembros de la CELAC asumieran como propia la cruzada rusofóbica a la que está subyugada la Unión Europea, a pesar de que Ucrania no forma parte de la Unión Europea ni tampoco, obviamente, de la CELAC. “Ucrania no es un tema de la relación birregional” señalaba certeramente el Canciller cubano Bruno Rodríguez y recordaba que “interés común debe ser la búsqueda y restablecimiento de la paz, en el respeto al derecho internacional y en la consistencia en evitar el doble rasero en temas que son tan importantes para la humanidad”. Parece que algunos habían olvidado con suma facilidad que la Celac declaró la región una Zona de Paz en 2014, durante su segunda cumbre.

Desde una larga tradición diplomática y su visión profunda amplia sobre las relaciones internacionales y políticas en el mundo, es necesario destacar el papel contratructivo en la Cumbre de Cuba, capaz en todo momento de trabajar más allá de las diferencias, no solo porque por la convicción de que era posible el entendimiento, sino también porque es fundamental construir una relación mejor entre América Latina y el Caribe y Europa. En ese sentido de expresó el Presidente Díaz Canel, quien señalaba que “vivimos tiempos profundos cambios a nivel global, de grandes riesgos, pero también de oportunidades para construir unas relaciones: más justas, equilibradas, solidarias para mejorar la vida de nuestros pueblos. Una relación entre iguales debe basarse en el diálogo respetuoso y honesto, dejando las amenazas e imposiciones.

Cabe felicitarse que la cumbre de la Celac y la Unión Europea culminase con una declaración final que, entre otros aspectos, rechaza el bloqueo estadounidense contra Cuba y su carácter extraterritorial que vulnera los acuerdos de Naciones Unidas. 

Por otra parte, durante esos mismos días, también en Bruselas, se desarrollaba la Cumbre de los Pueblos quien hizo un llamamiento a la convocatoria de un Tribunal Internacional contra el Bloqueo a Cuba, previsto para el 16 y 17 de noviembre.

Estos han sido unos días que suponen, sin duda alguna, pasos positivos, pero aún queda un largo camino por andar para hacer de las voluntades y declaraciones hechos.