viernes, 29 de septiembre de 2023

Desaparezca la filosofía del despojo y habrá desaparecido la filosofía de la guerra

 


[Colaboración en el espacio "Desde Cuba" de Radio Habana Internacional junto a Roberto Bastidas el 27 de septiembre de 2023]

Hace unos días, el presidente de Casa de las Américas, Abel Prieto, compartió en Twitter la imagen de un mural de los que pueblan la Habana que señalaba: "Entendemos de amor, no de odio". No podría ser más oportuno en su comentario. Hacía unos minutos que había saltado a las redes sociales la noticia de un nuevo atentado contra la sede diplomática de Cuba en Washington. En abril de 2020, a las 2 de la mañana, Alexander Lazo abrió fuego con un fusil de asalto contra la embajada cubana. Ahora, la noche del 24 de septiembre, dos sujetos lanzaron cócteles molotov (artefactos incendiarios de fabricación casera) contra la misma institución. Insuficientes, como mínimo, resultan las palabras de Matthew Miller, portavoz del Departamento de Estado, que señalaba que "los ataques y amenazas contra las instalaciones diplomáticas son inaceptables". Actos como este, señalaba el Canciller Bruno Rodríguez, alertan una vez más sobre el mensaje que se traslada respecto a la actitud del Gobierno estadounidense frente a amenazas de este tipo contra la sede diplomática cubana, pero también contra las de otros países en la ciudad de Washington D.C. y evidencian el doble rasero del supuesto compromiso del Gobierno estadounidense contra el terrorismo.

Los grupos organizados en suelo de Estados Unidos contra el Gobierno de Cuba recurren al terrorismo al sentir impunidad en sus ataques en suelo estadounidense, algo sobre lo que #Cuba ha alertado a las autoridades del país en reiteradas ocasiones. De hecho, no es algo que digamos nosotros. La jueza que condenó a Fernando González, Gerardo Hernández, Antonio Guerrero, Ramón Labañino y René González por denunciar a estos grupos terroristas reconocía la existencia de los mismos en territorio nacional. Es necesario que nunca olvidemos esto. En sede judicial norteamericana se reconoce la existencia en Estados Unidos de grupos terroristas que cometen acciones armadas contra Cuba dentro y fuera del país.

Es tiempo de que #EEUU deje de ser hogar, mecenas y plataforma del terrorismo internacional. No es baladí que un expediente recientemente hecho público revelase que al menos dos de los secuestradores del 11-S habían sido previamente reclutados por la unidad de la CIA Estación Alec para infiltrarse en Al Qaeda. Los ataques a Cuba y a sus instalaciones diplomáticas no es que sean inaceptables - de hecho parecen ser bastante aceptables, pues se han repetido otra vez - sino que suponen una violación de la convención de Viena en su artículo 31, apartado número 3: "El Estado receptor - en este caso Estados Unidos - tendrá la obligación especial de adoptar todas las medidas apropiadas para proteger los locales consulares contra toda intrusión o daño y para evitar que se perturbe la tranquilidad de la oficina consular o se atente contra su dignidad". No es que sea inaceptable, es que el hecho de que estos atentados terroristas contra instituciones cubanas en Estados Unidos son una violación por parte de la administración norteamericana de los acuerdos internacionales de seguridad diplomática.

¿Pero, por qué este odio incendiario contra Cuba? Es la reacción ante la bancarrota moral de su odio contra Cuba y la impunidad de la que creen disfrutar en suelo norteamericano, amparados por su administración. Porque, a pesar de todo, días antes, en Nueva York, tras la intervención del Presidente Díaz-Canel en la Asamblea de la ONU en representación del G77, la fraternidad, la solidaridad y el internacionalismo salieron a las calles para mostrar su afecto a Cuba y su revolución, culminando en un acto masivo organizado por People's Forum de solidaridad con #Cuba y Venezuela. El pueblo estadounidense, al igual que el cubano, entiende de amor, de fraternidad, no de odio, hoy como ayer. Y es que en España no olvidamos a los héroes norteamericanos del Batallón Lincoln que se alistaron en las brigadas internacionales para defender la legitimidad republicana y combatir el nazifascismo en España unos años antes del estallido de la Segunda Guerra Mundial.

Como avanzamos la semana pasada, Cuba obtuvo una firme victoria política en sus intervenciones en la ONU, construidas sobre una firme y longeva tradición diplomática cubana. Lo que algunos no han logrado ganar en las instituciones ni en las calles, intentan imponerlo a través del terror y la violencia, unas veces simbólica, otras física, pero ambas igual de incendiarias.

Este mismo martes, el secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, advirtió de la gestación de una nueva y preocupante carrera armamentista y convocó a desplegar las herramientas del diálogo, la diplomacia y la negociación para aliviar tensiones y los conflictos internacionales. Ayer, 26 de septiembre, era el aniversario de la primera intervención de Fidel Castro en la misma tribuna de la ONU en la que intervino el Presidente Díaz-Canel, y de aquella célebre frase que culminaría con una honda ovación: "Desaparezca la filosofía del despojo y habrá desaparecido la filosofía de la guerra".

miércoles, 20 de septiembre de 2023

La Habana: capital del sur global.


[Colaboración en el espacio "Desde Cuba" de Radio Habana Internacional junto a Roberto Bastidas el 20 de septiembre de 2023]

En el día de hoy, Cuba, al frente de la presidencia pro tempore del G77 y China, culmina en Nueva York en el marco de la sesión de la Asamblea General de Naciones Unidas una agenda política internacional que, como se preveía, ha tenido un resultado histórico y que traza el camino de una reforma urgente de la arquitectura financiera internacional y la consolidación de un nuevo marco en las relaciones internacionales con el multilateralismo y la soberanía de los pueblos y naciones políticas como eje.

A pesar de las fuertes presiones de EEUU a estados miembros del G77 y China con el objetivo de conseguir su renuncia a la participación en la cumbre, hoy podemos hablar inequívocamente de un éxito rotundo en relación a sus objetivos, pero también en lo que respecta a la convocatoria realizada desde Cuba por el presidente Díaz-Canel.

Y es que no se puede negar las dificultades que entrañaba la convocatoria y organización de una cumbre de esa magnitud marcada por la transformación de los agentes protagónicos globales: la expansión de los BRICS en la cumbre de Sudáfrica, una escalada en las tensiones geopolíticas y las dialécticas entre naciones de alcance global que tiene como protagonista al conflicto en Ucrania y una crisis múltiple del sistema mundial.

Durante dos días, como señalaba la periodista Rosa Miriam Elizalde en su columna en el periódico La Jornada de México, "el sur está en La Habana". La cumbre representó, sobre todo, la reafirmación colectiva de sus miembros de que los países del Sur deben liderar campos estratégicos en tecnología, ciencia e investigación con el objetivo de mejorar la vida cotidiana de sus ciudadanos y erradicar la pobreza, o no tendrán otro futuro que la subordinación perpetua sin más solución que ser arrojados al abismo.

De la cumbre del G77 y China se construyeron firmes consensos, una comunidad de intereses, entre los cuales cabría destacar la voluntad de que nadie quede atrás, de hacer causa común para vencer una de las crisis más complejas que haya experimentado la humanidad en la historia moderna, una situación extremadamente crítica que supone que en 2030, 575 millones de personas vivan en condiciones de pobreza extrema. Como diagnosticó el presidente Díaz-Canel en la Cumbre de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU, en representación del G77 y China: "735 millones de personas padecen hambre crónica, cifra superior a la registrada en 2015. A este ritmo, no podrá lograrse ninguno de los 17 ODS, y se incumplirán más de la mitad de las metas acordadas". Para hacer frente a ello, señalaba, es de extrema necesidad la reforma urgente de las estructuras financieras internacionales y las injusticias históricas que constituyen la base de su sistema. Para ello es necesaria la participación real de los países del Sur que contribuya al abandono de sistemas depredadores, a la aplicación de un trato justo entre Estados y Naciones, balanceado y orientado al desarrollo; así como la pronta y considerable recapitalización de los bancos multilaterales de desarrollo. El unilateralismo y el proteccionismo impulsados por EEUU, incluidas la protección y las restricciones unilaterales al comercio, contravienen los acuerdos de la Organización Mundial del Comercio. “La ausencia de avances no debe atribuirse a la falta de soluciones”, sentenciaba el presidente Díaz-Canel.

A pesar de las campañas mediáticas, las presiones y un contexto internacional complejo y difícil, hemos presenciado una victoria diplomática y política histórica de Cuba y del conjunto de los países del Sur, pero también para los más desfavorecidos del mundo allá donde residan y padezcan. A aquellos que piensen que Cuba estaba aislada, se les ha caído el argumento y la campaña sobre la cabeza. La Habana es la capital del sur global, de los que aspiran a un mundo nuevo, más justo, equitativo, mejor.


miércoles, 13 de septiembre de 2023

El G77 y China: la unidad y la integración no son una opción sino una necesidad ineludible.


Estamos a las puertas de la celebración de lo que se augura como una cumbre histórica del G77 y China, en el marco de una transformación de los agentes protagónicos globales, marcada por el hito de la expansión de los BRICS, y de una crisis múltiple en el sistema mundial: económica, sanitaria, climática, energética, alimentaria, social, junto a una escalada en las tensiones geopolíticas y las dialécticas entre naciones de alcance global.

Como señaló de forma muy acertada y con una profunda visión de futuro Fidel Castro en la Primera Cumbre del Grupo realizada en La Habana en el año 2000, "permanecen las brechas en el desarrollo por regiones y el acceso a las tecnologías y el conocimiento sigue siendo desigual". La ciencia y la tecnología, y sus desarrollos, no se pueden evaluar como una fórmula mágica al margen de sus condiciones de producción e implantación. El modelo económico mundial, con Estados Unidos como eje, ejerce sobre la ciencia y la tecnología una influencia limitativa, bloqueando investigaciones por razones económicas, políticas e ideológicas; y, por otra parte, impulsa exclusivamente programas y objetivos de la ciencia en función de los intereses de quienes financian las investigaciones y obtienen beneficios de sus aplicaciones tecnológicas. La ciencia y la tecnología sirven a los beneficios de sus accionistas y no a las necesidades de los pueblos. "Sin ciencia, sin tecnología y sin innovación no podemos simplemente pasar a un paradigma energético diferente, por ejemplo, para poder cumplir nuestros compromisos en materia de lucha contra el cambio climático", apuntaba, certeramente, Pedro Luis Pedroso, Representante Permanente de Cuba ante las Naciones Unidas.

Cuba asumió en enero de este año la presidencia pro témpore del Grupo de los 77 y China, siendo la primera vez que la Mayor de las Antillas lidera la representación de los países en desarrollo. En este sentido, el presidente Miguel Díaz Canel señaló que "Cuba espera que el espíritu de unidad y solidaridad que dio a luz al Grupo de los 77 más China prevalezca sobre los intereses mezquinos de quienes pretenden mantener inamovible el injusto orden económico actual. ¡Siempre será la hora de la unidad, pero hoy es un imperativo, la mayor de todas las urgencias!" La cumbre abordará de forma integral los desafíos del presente para nuestros pueblos y, si tenemos que hablar de uno determinante, y el primero y, probablemente, más acuciante, es el del multilateralismo. Sin la articulación de un sistema internacional multilateral firme, democrático y participativo, no habrá forma de hacer frente y dar soluciones a los desafíos y retos de nuestro presente. No hay país, ni siquiera el más poderoso, que pueda hacerlo solo.

A la especial atención que la Cumbre prestará al desarrollo científico, tecnológico y a la innovación, se suman temas claves como la impostergable reforma estructural de la arquitectura financiera internacional, y las acciones para enfrentar la inseguridad alimentaria a escala global. Para hacer frente a estos retos, la integración en el contexto de la globalización actual, más que una opción, es una necesidad ineludible. La cumbre del G77 y China es el camino para mejorar y fortalecer la cooperación social entre los países del sur. Es por eso que la articulación de los espacios que suponen el BRICS y el G77 y China reviste una especial importancia al suponer la materialización de espacios de articulación de estructuras descentralizadas que reúnen a los Estados que comparten "visiones comunes" sobre las relaciones entre las naciones del mundo, pero no solo, sino también en torno a un objetivo compartido de avanzar hacia un futuro justo y sostenible y que trabajan por dar solución a los acuciantes problemas de nuestros pueblos.

La unidad no es una opción, es una urgencia, una necesidad ineludible, pero, sobre todo, una oportunidad para trazar el camino hacia una transformación del mundo histórica.

lunes, 11 de septiembre de 2023

Cumbre G77+China: Ciencia y tecnología para el desarrollo global



Colaboración en el espacio "Desde Cuba" de Radio Habana Internacional junto a Roberto Bastidas

Inicia el nuevo curso escolar tras el periodo estival, la vuelta a las aulas, a las clases, a los amigos, a la certeza de que valen todos los esfuerzos y sacrificios para ver el futuro llenándose de luz. Nuevo curso escolar, pero nuevo impulso para el curso de la política exterior cubana, que no descansa. El 15 y el 16 de septiembre en La Habana la cumbre de líderes del G77+China, un grupo de más de un centenar de países donde tienen especial relevancia África, Asia y latoamérica y el Caribe, y que representan a más del 80% de la población mundial y más de la tercera parte de Naciones Unidas. Hace unos días el secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, iniciaba una gira con cuatro paradas, Kenia (cumbre afrinaca sobre el clima, Indonesia, la cumbre del G20 en India y, por último culminará su agenda enfocada a fortalecer el multilateralismo y enfrentar la crisis climática en la Cumbre del G77 y China.

La cumbre se produce en un marco de transformación de los agentes protagónicos globales, marcado por el hito de la expansión de los BRICS, que constituyen las principales economías del mundo al superar al G7 en términos de producto interior bruto. Del mismo modo son el principal consumidor de energía global pero también son los poseedores de grandes reservas de recursos naturales como gas, petróleo, oro, hierro y acero y, por otra parte, son el eje emergente en el desarrollo científico y tecnológico, también en lo relativo al desarrollo de la inteligencia artificial.  El cambio del epicentro político reviste algunos elementos novedosos,  somo apuntaba el mexicano Christian Nader. Al contrario de la inamovilidad que caracteriza la centralidad del poder en Estados Unidos, y en torno a la cual orbitan sus aliados occidentales, el denominado "Sur Global" en expansión y desarrollo (o Sureste, como matiza Nader) se está caracterizando una especie de eje móvil, construido en torno a los avances tecnológicos, que no dependen de una sola nación o Estado.

Y es que la cumbre del G77+ China prestará especial atención al desarrollo científico y tecnológico,  cuyos frutos están fuera del alcance de una gran parte de la humanidad, consecuencia de un desarrollo y un sistema económico mundial injusto, construido sobre las espaldas  de la explotación de una parte del mundo - el 10%- sobre la otra, y a costa de someter a la pobreza a amplias capas de la población del mundo. Como señalábamos hace unas semanas, la ciencia y la tecnología, y sus desarrollos, no se pueden evaluar como una fórmula mágica al margen de sus condiciones de producción e implantación. Las premisas hegemónicas que orientan la investigación científica y la innovación tecnológica son la competitividad empresarial, la rentabilidad económica y el beneficio de los inversores. La ciencia, como fuerza productiva, está inserta en el modo de producción que la determina. El modelo económico mundial - con eje en EEUU - ejerce sobre la ciencia y la tecnología una influencia limitativa, bloqueando investigaciones por razones económicas, políticas e ideológicas; y por otra parte impulsando exclusivamente programas y objetivos de la ciencia en función de los intereses de quienes financian las investigaciones y obtienen beneficios de sus aplicaciones tecnológicas. 

Es por eso que la articulación de los espacios que suponen el BRICS y el G77+China presidida por el presidente de Cuba Diaz Canel revisten una especial importancia global, al suponer la materialización de espacios de articulación de estructuras descentralizadas que reúnes a los Estados que comprate "visiones comunes" sobre las las relaciones entre las naciones del mundo, pero no solo, sino también en torno a objetivo compartido de avanzar hacia un futuro justo y sostenible y que trabajan por dar solución a los acuciantes problemas de nuestros pueblos, que privilegie la solidaridad y la cooperación internacionales frente al saqueo y la depredación,  y haga del conocimiento científico y sus aplicaciones tecnológicas patrimonio de toda la humanidad, y profundice en la democratización de las políticas científicas y de sus frutos. La integración en el contexto de globalización actual, más que una opción, es una necesidad ineludible. Como señalaba el presidente Diaz Canel en la cumbre de Sudráfrica: «El G77+China y los BRICS tenemos la oportunidad de generar una transformación del mundo histórica»