lunes, 29 de enero de 2024

2024 el desafio del viaje de un país hacia su sueño





El Gobierno de Cuba enfrenta varios retos y desafíos para el año 2024, tanto en el ámbito nacional como en el internacional. Uno de los retos más importantes es el impacto del bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por Estados Unidos desde hace más de seis décadas. Este bloqueo ha limitado el acceso de Cuba a mercados, tecnologías, inversiones y créditos, afectando su desarrollo y bienestar. Además, el bloqueo ha sido reforzado por la administración de Donald Trump, que aplicó más de 240 medidas coercitivas contra la isla, incluyendo la activación del Título III de la Ley Helms-Burton, que permite demandar a empresas extranjeras que operen en propiedades nacionalizadas por la Revolución Cubana.

Ante esta situación, el Gobierno de Cuba ha buscado diversificar sus relaciones económicas y comerciales con otros países y regiones, como China, Rusia, la Unión Europea, América Latina y el Caribe. Asimismo, ha impulsado la actualización de su modelo económico y social, basado en los principios de soberanía, justicia social y solidaridad. La implementación de las reformas económicas y sociales anunciadas para 2024 por el presidente Miguel Díaz-Canel buscan aumentar la productividad, la eficiencia y la diversificación de la economía cubana - , que se ha visto afectada por la crisis sanitaria mundial, el endurecimiento del bloqueo estadounidense, la caída del turismo y la escalada bélica internacional – así como la inserción efectiva de las formas de gestión económica no estatal en la economía nacional y su integración en la empresa estatal, prestando especial atención a aquellas áreas que aporten soluciones al desarrollo económico y social nacional. Son reformas que se enmarcan en los principios del socialismo y la soberanía nacional y que representan un paso importante en el proceso de actualización del modelo económico y social cubano, que se inició en 2011 con los Lineamientos aprobados por el VI Congreso del Partido Comunista de Cuba y que tienen como desafío hacer frente a la tendencia inflacionista de los mercados internacionales pero que afectan en lo inmediato a las condiciones de vida de la población.

Entre las medidas más destacadas, se encuentran:
  • La limitación del enfoque ”igualitarista” del sistema de ayudas sociales por un sistema de protección social más “igualitario” más focalizado y eficiente que evite el destino de recursos menguantes hacia colectivos menos necesitados y permita redirigirlos a colectectivos y grupos sociales más afectados por la crisis económica – nacional e internacional -. O dicho de otro modo: de cada cual según sus capacidades, a cada cual según sus necesidades. De esta forma se busca estimular el trabajo socialmente productivo, reducir el gasto público y el déficit fiscal, y mejorar y profundizar en la redistribución de la riqueza.
  • La ampliación del sector no estatal, que incluye a los trabajadores por cuenta propia, las cooperativas no agropecuarias, las pequeñas y medianas empresas por cuenta autónoma así como las formas de gestión mixta. El Gobierno impulsa así la incorporación efectiva de los sectores económicos no estatales en las estrategias de desarrollo económico del país, donde la empresa estatal socialista tiene aún mucho que hacer para ocupar en el lugar que le corresponde como acto fundamental de la economía cubana. El impulso a la pequeña y mediana empresa de iniciativa pública es concebida como una forma de gestión y producción de la estructura económica y social del Estado, como una forma de gestión estatal que también es socialista y que persigue diversificar las fuentes de empleo e ingresos, incentivar la iniciativa cooperativista y popular y la innovación, y aumentar la oferta de bienes y servicios para el conjunto de la población.
  • La descentralización de la gestión económica, que implica otorgar mayor autonomía a las empresas estatales, las cooperativas agropecuarias y las entidades locales. Esta medida busca mejorar la eficiencia y la competitividad de las unidades productivas, fomentar la participación democrática y el desarrollo local, y facilitar la articulación entre los diferentes actores económicos.
Estos retos y desafíos requieren de una respuesta integral y coherente por parte del Gobierno de Cuba, que tenga en cuenta las necesidades y demandas de la población pero que también cuente con la participación y vertebración de los diferentes agentes económicos y sociales de país, junto a las organizaciones políticas y sindicales en un permanente diálogo con el conjunto de los sectores de la sociedad cubana para hacer frente a esta época de incertidumbre sin fecha de caducidad. Para ello el Gobierno de Cuba cuenta con el apoyo y la confianza – refrendada en las urnas hace menos de un año - de la población cubana, así como con la solidaridad y la cooperación de otros países y organizaciones internacionales para impulsar el desarrollo sostenible e inclusivo del país, el aprovechamiento de sus potencialidades y recursos, y consolidar el compromiso histórico de una nueva generación al frente del país con los principios de la Revolución Cubana, que han guiado el proceso de construcción del socialismo en Cuba durante 65 años.

Sin embargo, el Gobierno de Cuba también enfrenta amenazas a su seguridad y estabilidad por parte de los sectores más hostiles y reaccionarios que buscan desestabilizar el orden constitucional e imponer un cambio teledirigido en la forma de organización política y social de la que Cuba se ha dotado. Estos sectores cuentan con el apoyo financiero y mediático de Estados Unidos y sus aliados, que han impulsado campañas de desinformación y manipulación con el auxilio de las plataformas digitales, redes sociales, y el uso de tecnologías de big data y las incipientes “inteligencias artificiales”. Estas campañas han intentado generar una matriz de opinión negativa sobre Cuba, presentándola como un país violador de los derechos humanos, aislado e inviable. Frente a estas agresiones, el Gobierno de Cuba ha reafirmado su voluntad de diálogo respetuoso y constructivo con todos los actores internacionales que reconozcan su soberanía e independencia y al mismo tiempo, ha denunciado las acciones injerencistas e ilegales que pretenden socavar su legitimidad y su proyecto socialista, que cuenta con el apoyo mayoritario de la comunidad internacional, que cada año respalda en la Asamblea General de las Naciones Unidas la resolución que exige el fin del bloqueo y la política injerencista estadounidense contra Cuba.

Cuba tiene ante sí un escenario internacional complejo y desafiante – la conomía global va camino a su peor desempeño en tres décadas - pero también lleno de oportunidades para fortalecer sus vínculos con el mundo y avanzar en su desarrollo económico, social y sostenible. Para ello, cuenta con sus propias fortalezas y capacidades demostradas por el proyecto revolucionario, con el respaldo popular y con la solidaridad de los pueblos hermanos, pero sobre todo, cuenta con la convicción de que pese al genocida bloqueo, la guerra subversiva y el terrorismo que el pueblo de Cuba ha enfrentado, continuará con el empeño de continuar construyendo un modelo de sociedad socialista sostenible, de igualdad de derechos y justicia social, como la que soñaron los heroicos combatientes que acompañaron a Fidel Castro en la Caravana de la Victoria, el viaje de un país hacia su sueño.