miércoles, 17 de septiembre de 2025

Daniel Lacalle: un marxista descastado.


Se ha ido un maestro. Con la muerte de José Daniel Lacalle Sousa desaparece una de las voces más lúcidas del marxismo español de las últimas décadas, pero nos queda un legado intelectual que seguirá alumbrando a quienes buscan aprehender el presente desde las herramientas del materialismo histórico.

Lacalle representa una rara coherencia: la de quien escribe desde la libertad de no estar secuestrado por redes clientelares ni académicas, en un país donde la universidad, residuo institucional del antiguo régimen, tantas veces reducida a fortín de castas y jerarquías, impuso durante años un silencio selectivo sobre el pensamiento marxista. Daniel supo mantenerse al margen de esas estructuras, y desde el papel de intelectual orgánico elaboro una obra sólida, rigurosa y comprometida con la clase obrera. En el mapa de la filosofía y la sociología marxista de los años ochenta, Lacalle forma parte de un verdadero tridente junto a Gustavo Bueno y Carlos París. Tres pensadores que, desde distintas perspectivas, abrieron un campo fértil de reflexión sobre las ciencias: Bueno con su gnoseología materialista, París con su análisis de la relación entre ética e ideología en la ciencia, y Lacalle desde la economía política y la sociología de la ciencia. Un diálogo intenso y crítico que encontró cauce en revistas como Argumentos y Nuestra Bandera, así como en múltiples publicaciones de la y como . Su obra nunca se limitó a la abstracción académica. Lacalle pensó la ciencia desde la realidad concreta de la economía y del trabajo, explorando cómo las transformaciones productivas inciden en la configuración de la clase obrera y en la conflictividad social. De ahí la trascendencia de títulos como "La clase obrera en España: continuidades, transformaciones, cambios", donde diseccionó con minuciosidad las mutaciones de la fuerza de trabajo en nuestro país, o "Conflictividad y crisis" (un texto sobre el que tuve el placer de colaborar como parte de la FIM), un análisis de largo alcance que conecta la estructura económica con las dinámicas sociales y políticas. Reducir a Lacalle a sus libros y artículos sería injusto. Quienes lo conocimos sabemos que su verdadera escuela estaba también en la conversación. En su casa de Madrid, entre cafés y horas de diálogo inagotable, desplegaba un magisterio que no estaba hecho de dogmas, sino de preguntas incisivas y razonamientos que nos obligaban a pensar con rigor. Era un intelectual comprometido, sí, pero también un maestro en el sentido más filosófico del término: aquel que enseña a pensar por uno mismo. Su muerte, de la que nos enteramos ya demasiado tarde, deja un vacío inmenso en la tradición marxista de nuestro país y de nuestro tiempo. Sin embargo, su voz permanece en sus escritos, en sus análisis de la economía y del mundo del trabajo, y en la memoria de quienes tuvimos la fortuna de aprender de él. 🔴 Daniel Lacalle fue un marxista descastado, un intelectual orgánico del Partido, un comunista ejemplar y un referente indispensable para quienes creemos que la crítica radical sigue siendo la forma más alta de compromiso con la emancipación humana.