miércoles, 13 de septiembre de 2023

El G77 y China: la unidad y la integración no son una opción sino una necesidad ineludible.


Estamos a las puertas de la celebración de lo que se augura como una cumbre histórica del G77 y China, en el marco de una transformación de los agentes protagónicos globales, marcada por el hito de la expansión de los BRICS, y de una crisis múltiple en el sistema mundial: económica, sanitaria, climática, energética, alimentaria, social, junto a una escalada en las tensiones geopolíticas y las dialécticas entre naciones de alcance global.

Como señaló de forma muy acertada y con una profunda visión de futuro Fidel Castro en la Primera Cumbre del Grupo realizada en La Habana en el año 2000, "permanecen las brechas en el desarrollo por regiones y el acceso a las tecnologías y el conocimiento sigue siendo desigual". La ciencia y la tecnología, y sus desarrollos, no se pueden evaluar como una fórmula mágica al margen de sus condiciones de producción e implantación. El modelo económico mundial, con Estados Unidos como eje, ejerce sobre la ciencia y la tecnología una influencia limitativa, bloqueando investigaciones por razones económicas, políticas e ideológicas; y, por otra parte, impulsa exclusivamente programas y objetivos de la ciencia en función de los intereses de quienes financian las investigaciones y obtienen beneficios de sus aplicaciones tecnológicas. La ciencia y la tecnología sirven a los beneficios de sus accionistas y no a las necesidades de los pueblos. "Sin ciencia, sin tecnología y sin innovación no podemos simplemente pasar a un paradigma energético diferente, por ejemplo, para poder cumplir nuestros compromisos en materia de lucha contra el cambio climático", apuntaba, certeramente, Pedro Luis Pedroso, Representante Permanente de Cuba ante las Naciones Unidas.

Cuba asumió en enero de este año la presidencia pro témpore del Grupo de los 77 y China, siendo la primera vez que la Mayor de las Antillas lidera la representación de los países en desarrollo. En este sentido, el presidente Miguel Díaz Canel señaló que "Cuba espera que el espíritu de unidad y solidaridad que dio a luz al Grupo de los 77 más China prevalezca sobre los intereses mezquinos de quienes pretenden mantener inamovible el injusto orden económico actual. ¡Siempre será la hora de la unidad, pero hoy es un imperativo, la mayor de todas las urgencias!" La cumbre abordará de forma integral los desafíos del presente para nuestros pueblos y, si tenemos que hablar de uno determinante, y el primero y, probablemente, más acuciante, es el del multilateralismo. Sin la articulación de un sistema internacional multilateral firme, democrático y participativo, no habrá forma de hacer frente y dar soluciones a los desafíos y retos de nuestro presente. No hay país, ni siquiera el más poderoso, que pueda hacerlo solo.

A la especial atención que la Cumbre prestará al desarrollo científico, tecnológico y a la innovación, se suman temas claves como la impostergable reforma estructural de la arquitectura financiera internacional, y las acciones para enfrentar la inseguridad alimentaria a escala global. Para hacer frente a estos retos, la integración en el contexto de la globalización actual, más que una opción, es una necesidad ineludible. La cumbre del G77 y China es el camino para mejorar y fortalecer la cooperación social entre los países del sur. Es por eso que la articulación de los espacios que suponen el BRICS y el G77 y China reviste una especial importancia al suponer la materialización de espacios de articulación de estructuras descentralizadas que reúnen a los Estados que comparten "visiones comunes" sobre las relaciones entre las naciones del mundo, pero no solo, sino también en torno a un objetivo compartido de avanzar hacia un futuro justo y sostenible y que trabajan por dar solución a los acuciantes problemas de nuestros pueblos.

La unidad no es una opción, es una urgencia, una necesidad ineludible, pero, sobre todo, una oportunidad para trazar el camino hacia una transformación del mundo histórica.