Cumbre G77+China: Ciencia y tecnología para el desarrollo global
Colaboración en el espacio "Desde Cuba" de Radio Habana Internacional junto a Roberto Bastidas
Inicia el nuevo curso escolar tras el periodo estival, la vuelta a las aulas, a las clases, a los amigos, a la certeza de que valen todos los esfuerzos y sacrificios para ver el futuro llenándose de luz. Nuevo curso escolar, pero nuevo impulso para el curso de la política exterior cubana, que no descansa. El 15 y el 16 de septiembre en La Habana la cumbre de líderes del G77+China, un grupo de más de un centenar de países donde tienen especial relevancia África, Asia y latoamérica y el Caribe, y que representan a más del 80% de la población mundial y más de la tercera parte de Naciones Unidas. Hace unos días el secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, iniciaba una gira con cuatro paradas, Kenia (cumbre afrinaca sobre el clima, Indonesia, la cumbre del G20 en India y, por último culminará su agenda enfocada a fortalecer el multilateralismo y enfrentar la crisis climática en la Cumbre del G77 y China.
La cumbre se produce en un marco de transformación de los agentes protagónicos globales, marcado por el hito de la expansión de los BRICS, que constituyen las principales economías del mundo al superar al G7 en términos de producto interior bruto. Del mismo modo son el principal consumidor de energía global pero también son los poseedores de grandes reservas de recursos naturales como gas, petróleo, oro, hierro y acero y, por otra parte, son el eje emergente en el desarrollo científico y tecnológico, también en lo relativo al desarrollo de la inteligencia artificial. El cambio del epicentro político reviste algunos elementos novedosos, somo apuntaba el mexicano Christian Nader. Al contrario de la inamovilidad que caracteriza la centralidad del poder en Estados Unidos, y en torno a la cual orbitan sus aliados occidentales, el denominado "Sur Global" en expansión y desarrollo (o Sureste, como matiza Nader) se está caracterizando una especie de eje móvil, construido en torno a los avances tecnológicos, que no dependen de una sola nación o Estado.
Y es que la cumbre del G77+ China prestará especial atención al desarrollo científico y tecnológico, cuyos frutos están fuera del alcance de una gran parte de la humanidad, consecuencia de un desarrollo y un sistema económico mundial injusto, construido sobre las espaldas de la explotación de una parte del mundo - el 10%- sobre la otra, y a costa de someter a la pobreza a amplias capas de la población del mundo. Como señalábamos hace unas semanas, la ciencia y la tecnología, y sus desarrollos, no se pueden evaluar como una fórmula mágica al margen de sus condiciones de producción e implantación. Las premisas hegemónicas que orientan la investigación científica y la innovación tecnológica son la competitividad empresarial, la rentabilidad económica y el beneficio de los inversores. La ciencia, como fuerza productiva, está inserta en el modo de producción que la determina. El modelo económico mundial - con eje en EEUU - ejerce sobre la ciencia y la tecnología una influencia limitativa, bloqueando investigaciones por razones económicas, políticas e ideológicas; y por otra parte impulsando exclusivamente programas y objetivos de la ciencia en función de los intereses de quienes financian las investigaciones y obtienen beneficios de sus aplicaciones tecnológicas.
Es por eso que la articulación de los espacios que suponen el BRICS y el G77+China presidida por el presidente de Cuba Diaz Canel revisten una especial importancia global, al suponer la materialización de espacios de articulación de estructuras descentralizadas que reúnes a los Estados que comprate "visiones comunes" sobre las las relaciones entre las naciones del mundo, pero no solo, sino también en torno a objetivo compartido de avanzar hacia un futuro justo y sostenible y que trabajan por dar solución a los acuciantes problemas de nuestros pueblos, que privilegie la solidaridad y la cooperación internacionales frente al saqueo y la depredación, y haga del conocimiento científico y sus aplicaciones tecnológicas patrimonio de toda la humanidad, y profundice en la democratización de las políticas científicas y de sus frutos. La integración en el contexto de globalización actual, más que una opción, es una necesidad ineludible. Como señalaba el presidente Diaz Canel en la cumbre de Sudráfrica: «El G77+China y los BRICS tenemos la oportunidad de generar una transformación del mundo histórica»