jueves, 11 de julio de 2013

Fritz Glockner: "El gobierno mexicano ha reducido a los luchadores sociales en delincuentes de orden común"




Estudió Historia en la Universidad Autónoma de Puebla. Es escritor, historiador y periodista; en 1994 fue uno de los principales encargados de prensa de la campaña presidencial de Cuauhtémoc Cárdenas. Se ha desempeñado como profesor en la Universidad Iberoamericana y en el Darmouth College.

Como historiador, investiga a profundidad el tema de sus novelas: durante 25 años se dedicó a investigar la historia de la guerrilla mexicana; la vida y papel del actor Tin Tan, para escribir El barco de la ilusiónel movimiento estudiantil en los setentaen Veinte de Cobre, y documentos de los archivos de la antigua Dirección Federal de Seguridad de México, en donde se esconden fichas de torturados, muertos y desaparecidos, para escribir Cementerio de papel.

Es autor de los libros: Cementerio de papel (Ediciones B, 2004), Veinte de cobre: memoria de la clandestinidad (Joaquín Mortiz, 1996), El barco de la ilusión (Ediciones B, 2005), Memoria rojaHistoria de la guerrilla en México (1943 a 1968) (Ediciones B, 2007) y Un pueblo en campaña (El Atajo, 1995). Nos encontramos y conversamos con él en la Semana Negra de Gijón.


MO:Usted es un estudioso de la historia contemporánea mexicana, además de un especialista en la guerrilla a la que ha dedicado su tesis doctoral y un libro. ¿por qué es importante la historia de la guerrilla?.

La guerrilla en México es el tema que ha dominado mi investigación durante más de veinticinco años porque, primero, es un tema que se desconoce en el mundo y en el propio país de México. El Estado mexicano logró generar todos los ocultamientos y capas para que esto no se conociera a través de una máscara por la que se planteaba que México era el Edén al que fueron a refugiarse los exiliados del 39 y, luego, los perseguidos de las dictaduras militares. Esto generó un ambiente donde supuestamente México era un país libre, donde la democracia sí existía pero que realmente era lo contrario. México es el lugar donde se suscita el primer acto de desaparición forzada, el primer desaparecido de la historia de América Latina no sucede en Argentina, Chile o Uruguay, sucede en México bajo un gobierno de un presidente civil, no una dictadura militar. Segundo, porque el primer vuelo de la muerte - subir a varios civiles a un avión militar y arrojarlos al mar asidos a piedras - que se suscita en la historia de América Latina es también en México. Sucede que estos datos son desconocidos cuando México es el primer caso de violación a los Derechos Humanos, mientras que sí se conocen los de las guerras sucias de Argentina, la dictadura militar con Pichonet, de la dictaduras en Uruguay, Paraguay, Brasil o Guatemala.

Tu primera novela, veinte de cobre, está dedicada a la experiencia de tu padre, un represaliado ¿es esta la parte que te toca de análisis subjetivo? ¿es por esto que te haces novelista?

Evidentemente. Además de las razones histórico-objetivas por las que nadie había narrado la historia del México oculto, tiene que ver con que de pronto te conviertes en un sujeto de la historia. Cuando la historia entra en tu cuarto y rompe tus pósters de Campanilla o tu póster de Kung-Fu conviertiéndote en un "ente histórico", cuando tu familia comienza a aparecer en las páginas rojas de los diarios de circulación nacional, porque otro mecanismo que usó el gobierno mexicano fue reducir a los luchadores sociales en delincuentes de orden común. Cuando esto sucede te cuestionas lo que está pasando, no con tu familia sino con tu país. Es entonces cuando me dedico a intentar responder a estas preguntas a través de la investigación y, sobre todo, a partir de la ficción. Curiosamente el primer campo en romper el cerco del silencio es la literatura: Carlos Montemayor con su novela Guerra en el paraíso; Salvador Castañeda con "Por qué no lo dijiste todo" y, en mi caso, con Veinte de Cobre. Rompemos el cerco informativo del gobierno mexicano para dar a conocer las historias de tragedias, de represión de los derechos humanos.

MO:¿Cómo ves la situación mexicana hoy? ¿cómo se vive la situación - al menos como aquí se nos presenta - de violencia permanente?

Primero, señalar que no estamos en guerra en todo el país y que se puede ir de visita a México que sigue siendo un país muy cálido y hospitalario. Sin lugar a dudas el sexenio pasado se cometió uno de los grandes errores de nuestra historia que fue intentar detener la producción de enervantes a través de la violencia. El estúpido del ex-presidente Felipe Calderón se dedicó a darle palos al avispero y esto ha provocado esta ola de violencia estúpida y absurda que, evidentemente, tiene un excelente caldo de cultivo tomando en cuenta que estamos ante una sociedad cuyo tejido social está muy desvertebrado. Si a esto le metes le introduces la violencia provoca secuestros, asaltos, chantajes, venta de protección. Este fenómeno está muy situado en ciertos núcleos de ciudades muy específicas como el Estado de Chihuahua, el Estado de Sonora, el de Morelos o Michoacan que es donde las bandas del narcotráfico no se ponen de acuerdo y esto provocó esta ola de violencia. Ahora bien, en el plano político sí fue una pena que el país haya tenido un retroceso de setenta años después de que el PRI regresara a Los Pinos [es la residencia oficial del Presidente de los Estados Unidos Mexicanos]. Creo que por fortuna, de alguna manera el tejido social ha comenzado mínimamente a dar muestras de recomposición aunque, evidentemente, tenemos todavía un rezago de 57.000.000 de mexicanos considerados por la ONU en extrema pobreza.

MO:¿Tus novelas ejercen algún tipo de función en esta reconstrucción del tejido social?

No es tan pretencioso. Cuando escribo una novela, cuando la termino, no tengo la pretensión de eso que comentas, de aportar. Sólo me he dedicado a contar las historia que nadie más ha contado. Ese es mi objetivo, aunque de pronto de encuentres en la calle y te paren o te envíen correos y te des cuenta de que sí están incidiendo pero que no se trata más que de un agragado no planteado desde un comienzo. Si me lo planteara , si intentas al escribir o trabajar incidir de ese modo, es cuando "la cagas".

[Publicado originalmente en Mundo Obrero]