No sé cuántos artículos de opinión y artículos en la prensa tradicional y digital habrán usado como rúbrica la expresión ¡es la economía, estúpido! acuñada por James Carville en la campaña a las presidenciales de EEUU de Bill Clinton con Bush Junior. Lo que sí sabemos sin duda alguna es que ha sido un componente consustancial de la guerra híbrida que EEUU tiene desatada contra. Y es por ello que no solo persisten, sino que se han intensificado en los últimos meses las guerras que buscan posicionar la matriz de que el proyecto socialista cubano no tiene perspectiva de futuro y busca desvirtuar, cuando no opacar el impacto que sobre la población tiene el bloqueo político, económico y cultural de EEEUU.
Durante más de seis décadas, la nación ha tenido que enfrentar obstáculos para su desarrollo debido a las restricciones impuestas por Estados Unidos. En este contexto, las sanciones y el bloqueo de Estados Unidos contra Cuba, catalogado como criminal por la comunidad internacional, desempeñan un papel que no solo se trata de un bloqueo económico, sino también de un bloqueo "psicológico" donde las sanciones económicas y comerciales son utilizadas como instrumento para generar y amplificar el descontento. Su objetivo principal es socavar las esperanzas y el futuro, y sembrar un descontento que conduzca a la subversión del modelo económico, político y social del país. Como señalara Gerardo Hernández, “la Revolución va a cumplir 65 años y no hemos tenido ni un solo día de paz. Mi generación, que dentro de poco va camino de los 60 no sabe lo que es vivir sin bloqueo”.
¿Qué hacer? En un contexto de crisis económica y recrudecimiento del bloqueo, y donde muchas de las medidas y acciones adoptadas por el país aún no han logrado su cometido, qué se puede hacer con las condiciones realmente existentes del país marcaron los debates del PCC. Como decía Borges: “El futuro no es lo que nos va a pasar, sino lo que vamos a hacer”
Cuba enfrenta un panorama difícil debido a las acciones de bloqueo, al que se le suma la situación geopolítica actual que complica aún más el acceso a los recursos energéticos y bienes de consumo básicos para la población. Estos desafíos requieren de soluciones innovadoras y alianzas estratégicas entre los distintos sectores económicos nacionales e internacionales que permitan sortear las dificultades y garantizar el sistema productivo y las necesidades de la población. El aumento internacional de precios y las dificultades de abastecimiento están estrechamente ligados a la interrupción de los flujos de exportación de transporte de petróleo y gas provenientes de Ucrania y Rusia, y la voladura de gaseoductos que, unida al absurdo sistema de sanciones económicas impuestas sobre Rusia, saca del mercado internacional a uno de los mayores productores del mundo. Si este no fuera ya un caldo de cultivo perfecto, no hay conflicto bélico del cual no se alimente la especulación, una especulación ligada a capitales de inversión que analizan a largo plazo los réditos de una guerra sobre los precios del petróleo y el gas, con el objeto de afectar los precios internacionales, pero también de hacer caja con aquellos estados dispuestos a pagar a cualquier precio, lo que a su vez genera una nueva subida de precios.
Es por ello que Cuba ha realizado en estos días un especial énfasis en el aseguramiento de los principales actores económicos y en conseguir la incorporación efectiva de los sectores económicos no estatales en las estrategias de desarrollo económico del país, donde la empresa estatal socialista tiene aún mucho que hacer para ocupar en el lugar que le corresponde como acto fundamental de la economía cubana. En el marco nacional, es urgente que desde el gobierno se impulse la inserción efectiva de las formas de gestión económica no estatal en la economía nacional y su integración en la empresa estatal, prestando especial atención a aquellas áreas que aporten soluciones al desarrollo económico y social nacional. Un ejemplo, como apuntaba Alejandro Palmarola “si bien surgieron las pequeñas y medianas empresas públicas junto con las de iniciativa privada, es necesario empezar a ver las mipymes estatales junto con la empresa estatal socialista. Es necesario que el impulso a la pequeña y mediana empresa de iniciativa pública sea concebida como una forma de gestión y producción de la estructura económica y social del Estado, o dicho de otro modo, como una forma de gestión estatal que también es socialista. En el ámbito nacional, ya se están implementando estructuras de desarrollo cooperativo en el ámbito de la generación y distribución energética, especialmente renovable, lo que contribuye a aumentar la eficiencia y la innovación del sector eléctrico cubano, así como a crear empleo y riqueza, pero que sin embargo no se ha logrado que tales experiencias se generalicen como una dinámica común en el conjunto del país.
A ello se suma la extrema necesidad de incorporar a los procesos económicos, productivos e industriales las tecnologías de la llamada cuarta revolución industrial, que como señalara el presidente del G77+China, Miguel Díaz Canel, sus frutos han estado hasta ahora fuera del alcance de una gran parte de la humanidad, consecuencia de un desarrollo y un sistema económico mundial injusto.
Y si las sanciones no fueran suficientes, el bloqueo a Cuba castiga y persigue a barcos, empresas, armadoras o a cualquiera que quiera transportar petróleo al país; pero es que también tiene limitado el acceso al mercado internacional, dado que, al momento de pagar por ese petróleo para su importación, Cuba no puede usar el dólar ni el mecanismo SWIFT. Por ello, como anunciara la presidenta del Nuevo Banco de Desarrollo de los BRICS (NBDB), la brasileña Dilma Rousseff, es necesario que en el marco financiero Cuba avance y profundice en el proceso de desdolarización de la economía mundial, que en lo local supone, en la práctica, la disminución de las presiones inflacionarias y que facilitan deterner el deterioro del poder adquisitivo de salarios y pensiones por una parte y, por la otra, sumarse junto al resto de países miembros del G77+China a la dinámica impulsada en la Cumbre de los Bric: Las monedas locales no son alternativas al dólar, sino alternativas a un sistema que hasta ahora ha sido unipolar y que será sustituido por un sistema más multipolar. La integración en el contexto de globalización actual, más que una opción, es una necesidad ineludible.
Cuba rubrica un 2023 con un decidido impulso a su agenda diplomática internacional, centrando sus esfuerzos en la construcción del diálogo y la cooperación entre naciones, que se suma a los viajes realizados a finales de 2022 a Rusia, China, Argelia y Turquía, y que han permitido a Cuba suscribir múltiples acuerdos internacionales y han sentado las bases para el fortalecimiento de la economía cubana de los próximos años, así como la consolidación de las relaciones internacionales y comerciales del país en el contexto post-pandemia. Por otra parte, más allá de su relevancia comercial y diplomática, ha resultado fundamental para impulsar relaciones anticoloniales y distanciarse de la subordinación a la agenda exterior de Estados Unidos.
Cuba ha demostrado históricamente una gran capacidad de resistencia y creatividad para enfrentar esta situación, pero no existen soluciones milagrosas. El gobierno cubano, que ha logrado insertarse en una reorganización económica internacional impulsada por su presidencia al frente del G77 y de los BRICS a pesar de la guerra múltiple a la que debe hacer frente cotidianamente, se enfrenta a la titánica tarea de detener el deterioro de las condiciones de vida de la población y lograr mejoras, aunque no sin tensiones y desigualdades.
La guerra cultural y las fakenews contra cuba forman parte de la continuación de la guerra por otros medios, una guerra cognitiva o de conocimiento que cada día busca más dar el salto de las redes a las calles, y de las calles a las instituciones públicas, es la ruta del odio, porque la del dinero que la sostiene es la misma de siempre, y tiene código postal. Estás estrategias de comunicación, que usan la cercanía, la construcción de relaciones de identidad - podría ser yo, o el vecino de puerta - son fruto de la "americanización" general de la política y que tiene como máximo exponente a Trump, y a la que solo es posible hacer frente articulando los medios legales necesarios para desarticular las campañas de intoxicación y desestabilación en el país, que suponen un peligro para la seguridad y la soberanía nacional.
La responsabilidad y la posibilidad de actuar para la construcción de un nuevo sistema mundial más justo y equitativo. "No es una opción; es la única alternativa", sentenciaba Canel. La creación de un mundo multipolar tiene opositores irreconciliables, pero, como señalaba el presidente, "las huellas de los que caminaron juntos jamás podrán borrarse".
Como decíamos hace unas semanas, el resto del camino, está por hacer.